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jueves, 29 de marzo de 2012

Auténticas mujeres


Raquel Gracia

En los últimos tiempos, estamos siendo testigos de cómo determinados derechos sociales y servicios públicos están sufriendo un ataque sin precedentes poniendo en inminente peligro los pilares de nuestro (sin duda mejorable) Estado del bienestar y evidenciando que las conquistas sociales que nuestros ascendientes alcanzaron, no con pocos sacrificios, no están para nada consolidadas.

Dentro de esta batalla campal contra los derechos sociales que no deja de sorprenderme, no puedo pasar por alto las indignantes declaraciones del Ministro de Justicia Gallardón, que insiste e insiste en que “la maternidad hace a las mujeres auténticamente mujeres”.  ¿Mande? Pues si, así se las gasta el señor que en otros tiempos se presentaba como el sector progresista  del Partido Popular... qué ironía! Al final, y como dice nuestro sabio refranero popular, aunque la mona se vista de seda, mona se queda...

Es innegable que en los últimos años de gobierno socialista se han dado numeros pasos adelante en cuanto a legislación promotora de igualdad entre hombres y mujeres se refiere; aún así no podemos perder de vista que queda un largo camino por delante para conseguir la tan ansiada igualdad de género, ya que la realidad es que sigue existiendo una violencia estructural hacia las mujeres que nos impide conseguirla a la práctica.

Se ha abierto un debate político sobre el tema de la maternidad y las mujeres a cuenta de la reforma de la Ley del Aborto, y el señor Ministro argumenta que se tiene que protejer el derecho de las mujeres a ser madre, porque esto es los que les (nos) hace auténticamente mujeres, aflorando así un discurso político con tufo a rancia derechona sobre cuál debe ser el papel de las mujeres en la sociedad.

Cierto es que cualquier sociedad desarrollada socialmente debe tener un sistema de protección potente sobre la maternidad, sistema que garantice por diferentes medios el derecho a tener hijos y a su crianza óptima, y también que garantice el derecho a no tenerlos, si así se decide. Pero el planteamiento que pretende imponer el gobierno “Popular” para legislar sobre el aborto y, ya de paso, exponer qué es una auténtica mujer y qué no, no es más que un intento de imposición de una determinada moral, de un determinado modelo  que perpetua un concepto patriarcal de sociedad, relegando a las mujeres a determinados roles que nos impide poder desarrollar algunos aspectos de nuestra vida y que nos impide acceder a determinados puestos en la sociedad en igualdad de condiciones con los hombres.

La realidad es que las mujeres ocupamos un papel importantísimo en  la sociedad actual. La lucha de millones de personas que creemos en la igualdad de género hará, sin duda, que sigamos avanzando para paliar las desigualdades profundas que todavía existen, pero determinados discursos son un obstáculo en el camino; las mujeres no somos un útero, no somos un busto, ni unas piernas, no somos seres inferiores sin capacidad, y no son tolerables este tipo de discursos sexistas y discriminatorios. De hecho, parece mentira que en pleno año 2012 sigan siendo necesarios este tipo de artículos...




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